Inmediatamente que percibimos el peligro y la gravedad de la amenaza, el martes día 10 de marzo primeramente decidimos relevar y excusar a los voluntarios de la Hermandad que por razón de edad o salud fueran personas de máximo riesgo. Al mismo tiempo decidimos reemplazar las cenas calientes que veníamos repartiendo ininterrumpidamente desde 1939 en el interior del comedor a fin de evitar aglomeraciones de más de 100 personas, sustituyendo el menú cocinado por otro frío a base de bocadillos, sandwiches, fruta, bebida, pan y dulces.
En pocos días comenzó a activarse la recepción de menús elaborados cocinados de Restaurantes y Restauradores prestigiosos. El número de necesitados acudiendo a nuestras puertas crecía enormemente de día en día.
En los momentos álgidos de mayor contagio y mayor confinamiento de la crisis, la actividad se desarrolló gracias a la labor de 24 Hermanos, 5 Voluntarios y 2 Trabajadores Voluntarios. A partir del 13 de abril la actividad se desarrollaba gracias a 40 Hermanos, 19 Voluntarios y 6 Trabajadores.